Las baterías son los pulmones que permiten que funcione todo el sistema del coche. A día de hoy, sin la electricidad proporcionada por el coche, no podría ni siquiera encenderse y mucho menos arrancar. En la actualidad existen 5 tipos de batería de coche. En este artículo os hablamos sobre ellas:

Batería de celdas húmedas: Funcionan por medio de unas placas de plomo de polaridad positiva y negativa que están suspendidas libremente en ácido sulfúrico. Las placas están aisladas entre sí. Existe una placa negativa adicional sellada independientemente que evita que las placas positivas se estropeen. No requieren prácticamente de mantenimiento y cuando dejan de funcionar correctamente se cambian por otra nueva sin más.

Batería de calcio: Este tipo también son bastante comunes y su funcionamiento es prácticamente igual al de las baterías de celdas húmedas, pero con la diferencia radica en que las placas tienen una aleación de calcio. Lo que proporciona dos grandes ventajas: evita la corrosión de las placas y se logra que pierda hasta un 80% menos de fluido (auto-descarga). Tienen una vida útil mucho más larga que sus hermanas las baterías de celdas húmedas. El único inconveniente (mantenimiento) se trata de que hay que tener cuidado de no sobrecargarlas, ya que podrían dañarse irreversiblemente.

VRLA (AGM y GEL):

VLRA significa “Valve Regulated Lead Acid”, que hacen referencia a las válvulas de seguridad que se encuentran presurizadas dentro de la caja de la batería. Es decir, no puede perder líquidos porque el gas está presurizado en estado líquido. De este tipo existen dos diseños: las AGM y las de GEL.

Las baterías AGM, comúnmente llamadas “secas”, separan los electrolitos por medio de fibra de vidrio, lo que provoca que exista poca resistencia interna y los mantiene fijados. Gracias a  este sistema no usas agua o gel. Es una tecnología innovadora en el mundo de las baterías de plomo. Cabe destacar que se trata de baterías que tienen mucha potencia incluso si su tamaño es menor, por lo que se usan como baterías de arranque de motor.

Las baterías de GEL se denominan así porque usan una silicona para conseguir que el ácido quede más denso, en forma de gel. Son baterías que aguantan muy bien las descargas profundas, es decir, son perfectas para vehículos con equipos eléctricos exigentes. Pero no son nada recomendables para arrancar el motor.

Ciclo profundo: Las de ciclo profundo tienen la capacidad de proporcionar energía durante un periodo largo de tiempo, pero también se autodescargan mucho más rápido. La diferencia de estas baterías es que poseen unas placas más gruesas que el resto, aumentando su capacidad de carga. Normalmente las encontraremos en coches eléctricos y otro tipo de vehículos que hagan un alto uso de la energía eléctrica. También se usan mucho en la industria de las energías renovables para almacenar energía antes de distribuirla.

Baterías de Iones de Litio: Son baterías que usan una sal de litio para su funcionamiento. Incorporan un circuito para protegerlas de las sobrecargas. Un pequeño inconveniente es que su rendimiento en temperaturas frías es menor respecto al resto. Su autonomía es muy buena y el peso es mucho más ligero que las del resto, pero también lo es su precio, empezando en los 800 euros. Son muy utilizadas en coches de gama alta o en coches eléctricos.

Es importante saber qué tipos de batería utiliza tu coche, dependerá de si es diésel o gasolina, aunque lo más recomendable es que un mecánico profesional te asesore y se encargue de la instalación para evitar todo tipo de problemas.